miércoles, 21 de abril de 2010

EL NUEVO PASO DEL PERIODISMO DEPORTIVO PUNK

Hubo un tiempo en que el periodismo deportivo de la capital del Reino intentaba mantener las formas cuando el FC Barcelona jugaba en una competición europea y se enfrentaba a equipos extranjeros. La consigna vigente en aquellos ya lejanos tiempos era: "mejor que gane un equipo español antes que uno de fuera". Con el tiempo, esta idea, detrás de la cual se esconde una profunda hipocresía, poco a poco se ha ido abandonando, a medida que la lógica comercial supuestamente vigente e inevitable, la del circo romano, ha ido llevando a los medios de comunicación hacia los extremos más pasionales.

Los periodistas de Madrid, pues, ya no se diferencian en ese aspecto a los de Barcelona. Éstos en ningún momento escondieron que querían que el Real Madrid perdiera siempre, en competiciones domésticas e internacionales. Después de un proceso gradual, tanto As como Marca (sobretodo Marca, As nunca ha escondido su anti-barcelonismo intransigente), ya anteponen su madridismo al nacionalismo (del que hacen gala sólo cuando "la Roja" salta a la palestra).


La reflexión del Inter-Barça, por Marca

Es cierto que la preferencia de que un equipo de la liga española, sea cual sea, triunfe en Europa, sigue existiendo entre un número más bien reducido de aficionados. Solamente se generaliza el deseo cuando el que participa es un equipo históricamente modesto o poco dado a las glorias europeas (tenemos ejemplos en los últimos años con el Villarreal, el Alavés o el Sevilla). Pero las rivalidades deportivas valen para dentro y fuera del territorio estatal. Así pues, un aficionado del Barça no quiere que gane el Madrid, y viceversa; uno del Sevilla no quiere que gane el Betis, y viceversa; los colchoneros animaron al Lyon cuando jugó ante el Real Madrid de la misma manera que los blancos lo harán cuando el Atlético juegue contra el Liverpool. Es totalmente normal y comprensible. Pasa en todos los países. Los del Manchester City disfrutaron viendo al Bayern eliminar a sus vecinos del United, los del Everton viendo caer al Liverpool en la fase de grupos de la Champions, los de la Juventus serán barcelonistas el próximo miércoles y que a nadie se le ocurra felicitar a un aficionado escocés del Glasgow Rangers por la Copa de Europa que ganó el Celtic en 1967 porque se va a llevar una buena patada en el culo.

Así pues, ¿por qué ha mantenido el poder establecido esta idea de "solidaridad nacional futbolística"? Seguramente la situación tenga una explicación únicamente política. Mezclar deporte y política suele dar como resultado situaciones desagradables o conflictivas que poco tienen que ver con la actividad atlética en sí. Es por ello que es positivo que los periodistas punkies que se han erigido en faros del madridismo actuando como hooligans de tercera división tomen ejemplo de sus homólogos (ultras de tercera, insisto) catalanes. Siguiendo los pasos de sus hermanos mayores de la prensa generalista madrileña -que ha renunciado a la idea de la unidad de España para dar caña a Catalunya con la intención de (oh, paradoja!) defender la unidad de España- sacan sólo la banderita del armario cuando juega la selección (eso sí, la selección de todos). El resto del año respiran y suspiran en función del Real Madrid. Ni siquiera el Atlético encuentra su lugar en el mapa de los extremismos mediáticos.

En el fondo, es de agradecer. Fuera máscaras, esto es punk, las cosas tal y como son. Tres acordes, un grito por aquí y otro por allá, y al que no le guste da igual. Es el primer aspecto semi-positivo de la deriva de fanatismo y falta de dignidad en la que se encuentra atrapada la información deportiva. ¿Algún día volveremos a hablar de fútbol y dejaremos de hacer el ridículo?

¿Periodista o ultra?

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