jueves, 18 de noviembre de 2010

UNA INGLATERRA SIN RUMBO


La selección inglesa de Fabio Capello sigue siendo el equipo apático y sin chispa que fracasó en el Mundial de Sudáfrica, ese fantasma de lo que un día quiso ser el equipo nacional inglés. El entrenador italiano ha logrado que incluso el tradicional ímpetu y la característica fuerza con la que los pross saltaban a Wembley en cada partido se haya diluído definitivamente. Ayer, aunque Inglaterra logró maquillar el resultado al final (1-2) una Francia que todavía está saliendo del agujero, se dio un terapéutico festín en Londres a costa de una selección que desespera y enoja a sus aficionados en particular y hace bostezar a los aficionados al fútbol en general. Salvo alguna excepción, se vio a un equipo que daba la sensación de ser indiferente a todo, que se disfrazó de conjunto renovado pero que al final volvió a cometer los mismos pecados que le llevaron a rozar el ridículo en el pasado campeonato del mundo. ¿Es tan largo el camino por el desierto que ni siquiera la gente joven es capaz de aportar un poco de aire fresco?

Es cierto que el equipo que Inglaterra presentó ayer ante la selección de Blanc era eminentemente experimental. Esto puede ser usado en defensa de Capello, sí. Aunque uno piensa si más que probar a nuevos jugadores, lo que buscaba el italiano era cubrirse las espaldas y tener una excusa para justificar la derrota. Es una idea exagerada y absurda, pero también lo es probar algo nuevo manteniendo el rígido esquema del pasado. Sea como sea, sin Rooney, Lampard, Terry ni Ashley Cole, el único jugador con ciertos galones que saltó con la camiseta blanca ayer al campo era, junto a Ferdinand, Steven Gerrard (el bueno de Steven, el único que se salva de la quema, para más desgracia, se lesionó, hecho que ha provocado un enfrentamiento entre el Liverpool i la federación inglesa). Era el día para ver a Carroll y para ver a Henderson, dos jóvenes promesas debutantes que, se supone, pueden protagonizar la renovación del equipo en su camino hacia la Eurocopa de dentro de un par de años. El delantero del Newcastle, sin tener una noche espectacular, no debería ser de los más criticados en la derrota, más que nada porque para un delantero centro es muy difícil jugar sin apoyo de sus compañeros. El del Sunderland, por su parte, tuvo una que interpretar un papel mucho más duro y se vio envuelto irremediablemente en el naufragio del centro del campo inglés. También hay que destacar el debut, igualmente gris, de Kieran Gibbs como titular y decir, como no, y esto ya es reiterativo, que se espera más de Walcott, más de Milner, más de Barry... en fin, más de todo el mundo. Porque, haciendo una explicación simple, juegan horriblemente mal. Inglaterra no tiene rumbo, no sabe a dónde va. Son testigos de ello lo abucheos de una afición tradicionalmente fiel que ayer acudió en masa a un partido amistoso -no nos engañemos, sin demasiado interés en plena temporada- en busca de una reconciliación definitiva con su equipo y recibió, como no, otra ducha de agua fría. 

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