por Carlos Martín Rio
Sin caer de una manera estrepitosa y con mucha más personalidad que en otras ocasiones, el Madrid volvió a sufrir en Gerland. Superó su racha de tres derrotas en el estadio lionés, y arrancó un empate de gran valor, pero las sensaciones que dejó, especialmente en la primera parte, estuvieron lejos de lo que se espera de un conjunto sólido. Eso no es necesariamente un problema grave, estamos hablando de un estadio en el que es habitual ver sufrir a grandes de Europa, pero mucho cuidado deberán tener los blancos en el partido de vuelta si no quieren que se repita el mal trago del año pasado. Ceder el dominio al conjunto de Claude Puel, es realmente peligroso, tanto como permitirle alegrías al contraataque. Por esos son tan incómodos. Y no es que Mourinho fallara al sacrificar a Marcelo y a Benzema. Pese a lo que pueda parecer, no es un error dejar en el banquillo al delatntero galo, por mucho que luego se convirtiera en el goleador, puesto que el trabajo de desgaste de Adebayor también fue importante. Bien haría el Madrid en reconocer las dificultades que tuvo en la primera parte y aprender de las cosas que hizo bien en la segunda, y dejar de hablar de decisiones puntuales de los árbitros. Porque depués llegan las lamentaciones.
En Copenhague el Chelsea renació de sus cenizas ligueras y coperas y demostró que sus esfuerzos físicos y mentales se centran, principalmente, en la Champions -además de en luchar por quedar entre los cuatro primeros en la Premier-. Sorprendió lo flojo que se mostró el equipo danés en el Parken, un estadio de un ambiente extraordinario, en el que acostumbran a plantear dificultades a sus rivales. Los londinenses fueron mejores desde el principio, sin necesidad de crear ni inventar demasiado. Tanto Torres, que jugó su mejor partido como blue, como Anelka, el otro titular en punta, tuvieron mucha facilidad para atacar la porteria rival. El partido de ayer, también sirvió para evidenciar que Drogba va quedando cada vez más y más apartado del esquema de Ancelotti. Su presente y, sobretodo, su futuro, se aleja poco a poco de Stamford Bridge. Anelka da señales de vida. Torres ha aparecido con fuerza -"¡qué menos!", pensaran algunos-, y aunque todavía no ha marcado, no tardará en conseguirlo con actuaciones como las de ayer. El Chelsea no es ni mucho menos el gran favorito para llevarse el título, pero habrá que ver si la ansiedad de un club que ha gastado lo que ha gastado precisamente para levantar la orejuda, juega en su favor, o por el contrario, les vuelve a costar un disgusto.
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