por Carlos Martín Rio
Bayern e Inter jugaron anoche uno de esos partidos que queda en la memoria de los aficionados. Quizás el choque no pasará a la historia por el nivel defensivo exhibido por los dos conjuntos, que fue más bien pobre, pero si por las múltiples alternativas, por la manera como resucitó un Inter muerto durante gran parte del encuentro, por las mil y una ocasiones falladas por el Bayern y porque por segundo año consecutivo los milaneses se han convertido en la pesadilla de los bávaros. El Bayern, merecidamente desahuciado en la liga y eliminado de la Copa Alemana, había puesto todas sus esperanzas en la máxima competición europea. Salió enchufado para lograr el objetivo, se repuso de sorprendente gol inicial de Samuel Eto’o, dio la vuelta al marcador de un plumazo y pasó por encima de un Inter que se las arregló para salir vivo pese a estar aturdido y ser golpeado una y otra vez contra las cuerdas. El empate de Sneijder lo cambió todo, el miedo y los sudores fríos se apoderaron de los alemanes, que reaccionaron echándose atrás de una manera instintiva que resultó ser fatal. El gol de Pandev, locura neroazzurra, enterró definitivamente la trayectoria de Louis Van Gaal como entrenador de los muniqueses. Acabaron la temporada pasada celebrando el título de liga y jugando la final de Champions en Madrid. Ahora deberán luchar por ser terceros en la Bundesliga.
El nombre propio de la jornada de ayer en Europa es el del mexicano Javier Hernández. El Chicharito se está asentando en la punta del ataque del Manchester United gracias a su eficiencia goleadora. Alex Ferguson confía en él y tiene razones para hacerlo. Porque sus dos “chicharritos” ante el OM, en dos acciones de delantero centro puro en las que demostró la buena química que mantiene con vacas sagradas como Rooney o Ryan Giggs, dieron la clasificación a un ManU que otra vez tiró de oficio. Si el fútbol no correspondió con goles al Bayern en el partido de Alemania, otro tanto ocurrió en Inglaterra anoche con los marselleses, que tuvieron también su opción de dar la campanada. Generaron peligro, algo más que sus rivales, buscaron sus opciones y no bajaron los brazos hasta el final, pero los diablos rojos no perdonan a nadie cuando se trata de percutir con contundencia en las debilidades de sus rivales. Los de Manchester son un equipo a tener en cuenta por su fortaleza, su solidez, por el saber hacer del maestro Ferguson, por los detalles que dejan siempre sus atacantes y porque, como bien aprendieron ayer los muchachos de Deschamps, si pretendes plantarte en el Teatro de los Sueños y eliminar al United, necesitas mucho más que buenas intenciones.
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