
El FC Barcelona jugará su sexta final de Champions League, entre otras cosas, porque siempre estuvo convencido de que llegaría allí. Ayer en la última parte del clásico más largo de la historia -20 días ha durado la odisea-, el Barcelona salió hacer lo suyo. Y el silogismo cuadró a la perfección “si yo tengo la pelota, el rival no la tiene, no me puede atacar, por lo tanto realizo mi defensa”. Como siempre el Barça construye o destruye desde el la posesión y si encima arranca con una victoria…Los de Pep Guardiola salieron a cuidar el resultado pero siempre bajo su sello, dejando así de que el Madrid propusiera. Pero como los de Mourinho se han sabido inferiores a los culés desde el 5-0 de noviembre pasado, la propuesta no era parte del plan, pero el Barça tampoco dejó espacio para que dispusieran y en definitiva la única situación de gol de los merengues fue la de la conquista de Marcelo. Nunca peligró el 0-2 de hace una semana. Sólo la lluvia le puso algo de emoción a un encuentro que fue el más chato de los cuatro, al punto que Guardiola pudo darse el gusto de darle unos minutos a Eric Abidal.
Si analizamos el póker clásico como si fuera un combate de box, está claro que por puntos el ganador sería el FC Barcelona. Un triunfo, una derrota y dos empates. No hubo KO, pero haber dejado afuera en semis de Champions al eterno rival, vengando el día de San Jordi de 2002; sentenciando la liga por tercer año consecutivo en el Bernabéu, y habiendo caído en la Copa del Rey dándolo todo, son demasiados méritos para que las tarjetas lo determinen ganador. Diezmado por las lesiones que ajustan el cinturón de la estrecha plantilla, los azulgranas no son el equipo brilloso de comienzo de temporada. El calendario pasa factura, pero la unión de grupo, la humildad y la solidaridad de tipos como Javier Mascherano o Carles Puyol que juegan en posiciones que no son las suyas en pos del funcionamiento colectivo engalanan aún más la propuesta azulgrana.
Mientras que el Real Madrid, el mejor equipo del mundo del Siglo XX, salvo en la primera parte de la final de la Copa del Rey en Mestalla siempre fue un equipo temeroso. La herida del 5-0 puede que haya cicatrizado pero ha dejado un trauma que ni Florentino, ni Valdano, ni Mourinho, ni los jugadores han sabido sobrellevar y que por el bien de la institución necesitan analizar a fondo, porque no sólo han perdido en el balance general sino que han quedado muy desprestigiados ante los ojos del mundo –abstenerse de leer medios madridistas o catalanes para darse cuenta-. Nadie duda de la grandeza de una institución que es la que más títulos de Liga y Champions tiene, que ha fundado escuela con Puskas, Di Stéfano, Gento, Juanito, Hugo Sánchez, Butragueño, Raúl, Zidane; pero que se ha traicionado a sí misma. Engullidos por el personaje de su entrenador los jugadores han sido sólo fichas en la pizarra que han hecho de la motivación y la entrega el único argumento válido para tutear a este Barça señorial e histórico.
Si analizamos el póker clásico como si fuera un combate de box, está claro que por puntos el ganador sería el FC Barcelona. Un triunfo, una derrota y dos empates. No hubo KO, pero haber dejado afuera en semis de Champions al eterno rival, vengando el día de San Jordi de 2002; sentenciando la liga por tercer año consecutivo en el Bernabéu, y habiendo caído en la Copa del Rey dándolo todo, son demasiados méritos para que las tarjetas lo determinen ganador. Diezmado por las lesiones que ajustan el cinturón de la estrecha plantilla, los azulgranas no son el equipo brilloso de comienzo de temporada. El calendario pasa factura, pero la unión de grupo, la humildad y la solidaridad de tipos como Javier Mascherano o Carles Puyol que juegan en posiciones que no son las suyas en pos del funcionamiento colectivo engalanan aún más la propuesta azulgrana.
Mientras que el Real Madrid, el mejor equipo del mundo del Siglo XX, salvo en la primera parte de la final de la Copa del Rey en Mestalla siempre fue un equipo temeroso. La herida del 5-0 puede que haya cicatrizado pero ha dejado un trauma que ni Florentino, ni Valdano, ni Mourinho, ni los jugadores han sabido sobrellevar y que por el bien de la institución necesitan analizar a fondo, porque no sólo han perdido en el balance general sino que han quedado muy desprestigiados ante los ojos del mundo –abstenerse de leer medios madridistas o catalanes para darse cuenta-. Nadie duda de la grandeza de una institución que es la que más títulos de Liga y Champions tiene, que ha fundado escuela con Puskas, Di Stéfano, Gento, Juanito, Hugo Sánchez, Butragueño, Raúl, Zidane; pero que se ha traicionado a sí misma. Engullidos por el personaje de su entrenador los jugadores han sido sólo fichas en la pizarra que han hecho de la motivación y la entrega el único argumento válido para tutear a este Barça señorial e histórico.
RESÚMEN:
FC BARCELONA 1-1 REAL MADRID
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