por Carlos Martín Rio
La ciudad argentina de Mendoza se vistió de rojo chileno por un día. Los aficionados andinos colapsaron la frontera entre Chile y Argentina en las horas previas al encuentro que su selección, ‘la roja’, enfrentaba a Uruguay, el cuarto clasificado en el pasado mundial. Dos de los aspirantes cara a cara y muchas esperanzas puestas en uno de los partidos a priori más atractivos de la primera fase. Al final, como es una constante en esta Copa América, el futbol apareció con cuentagotas.
Tras la primera parte, se podía hablar de decepción. El partido estaba marcado por el centrocampismo de músculo y choque y por las imprecisiones en las llegadas al área. Los celestes de Óscar Tabárez son un conjunto rocoso que no rehúye la brega, con una buena línea defensiva y un medio del campo que cuenta con la ya clásica dupla formada por el ‘ruso’ Pérez y Arévalo Ríos, dos gladiadores que ayer tenían como aliado a Álvaro Pereira y no a Lodeiro. Pero la seriedad y el orden uruguayo resulta ser un arma de doble filo. Arriba esperan Suárez, Cavani y Forlán. El del Liverpool, el más inspirado de los tres –Cavani, sobretodo, anda desaparecido en combate-, fue el que propició el primer gol, ya en la segunda parte, y empezó la revolución en el partido.
El encuentro necesitaba que Luis Suárez, pues, agarrara un balón en el área, hiciera un ‘dribling’ y lo cediera a Álvaro Pereira para el 1-0. Rompió el equilibrio de los chilenos, que no tenían más remedio que acudir a un plan alternativo con nombre y apellido.
Se llamaba Jorge Valdivia, y como tantos centenares de buenos jugadores en el mundo, lleva el 10 a la espalda. Con una gran visión de juego, tardó cuatro minutos en levantar la cabeza para inventarse un pase Beausejour –la mejor acción del partido-, que cedió el balón a Alexis Sánchez, que no perdonó y selló el empate. A partir del gol el partido fue chileno. Aparecieron los fantásticos futbolistas atacantes que tiene Borghi, hasta aquel momento, escondidos. Luis Jiménez lo hizo todo bien menos el remate y Alexis, que ya había cumplido con su tanto, dio pistas de por qué el Barça se ha empeñado en contratarle. El portero Muslera fue el más destacado de los uruguayos en ese tramo del choque, la media hora de Valdivia en el campo.
Al final, empate, y la sensación de que el partido en el que la Copa América tendría que haber empezado a arrancar de verdad, tampoco cubría las expectativas. Con la última jornada de la fase de grupos y con la llegada de las eliminatorias directas, ganaremos en emoción. Y la pasión no falta, las gradas son todo colorido. Los ingredientes son los correctos pero la mezcla aún es muy sosa. Falta una primordial pizca de fútbol. Demos gracias a tipos como Valdivia.
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