lunes, 7 de noviembre de 2011

LA CANCIÓN EUROPEA



por Carlos Martín Rio 

(publicado originalmente en el portal Futbol Británico por el mismo autor el 3 de noviembre de 2011)

El Celtic lo consiguió antes que nadie. La primera Copa de Europa del fútbol británico, y el primer título europeo del fútbol escocés –el más importante-, llegó en 1967, en Lisboa. Los católicos de Glasgow derrotaron en la final al Inter de Milán, por 2-1. Los bhoys, de hecho, son el único equipo de Escocia que ha alcanzado una final de la máxima competición continental. Repitieron en 1970, pero esa vez no pudieron superar al Feyenoord.

El Rangers, que no podía ser menos, se doctoró en Europa en la primavera de 1972, alzándose con la añorada Recopa de Europa tras superar en el partido por el título a aquel Dinamo de Moscú que dirigía Konstantin Beskov (3-2). Dicho encuentro, que se jugó en el Camp Nou de Barcelona, pasó a la posteridad, más que por la victoria de los Gers o por los dos goles de Willie Johnston, por la masiva invasión de campo que protagonizaron los aficionados escoceses al término del choque, que desembocó en graves enfrentamientos de los descontrolados hooligans con la policía española.

Celtic-Rangers, Rangers-Celtic. Se habla de la rivalidad de Glasgow, del Old Firm, como si el fútbol de la vieja Scotia empezara y terminara en esa ciudad. Pero al norte de la isla, concretamente en la ciudad de Aberdeen, donde juega, claro, el Aberdeen FC, se discutió en la década de los ochenta la dicotomía –esa bipolaridad- del fútbol escocés. Los Dons también hicieron lucir sus colores –sus clásicos tonos rojiblancos, concretamente- por la pasarela de las glorias europeas. De hecho, es de justicia recordar que el Aberdeen es el único equipo escocés que ha ganado dos veces un título europeo. Una Recopa y una Supercopa, las de 1983, lucen en sus vitrinas, bien acompañadas por cuatro ligas, siete copas y cinco copas de la liga.

DÍAS DE GLORIA
El 11 de Mayo de 1983, un aspirante a mito que por aquel entonces contaba tan sólo con 42 años, (Sir) Alex Ferguson, dirigiría desde el banquillo al Aberdeen en la final de la Recopa. Su homólogo en el otro banco sería Don Alfredo di Stéfano, y su rival, el Real Madrid. En el Estadio Ullevi de Goteburgo, Suecia, once escoceses, entre los que había algunas caras reconocibles para el gran público actual como Alex McLeish o Gordon Strachan, se midieron a los Santillana, Juanito, Camacho y Juan José. Los rojos habían llegado hasta ahí tras deshacerse del Bayern de Múnich (victoria por 3-2 en casa, tras un 0-0 en Alemania) en cuartos de final. En las semis, tuvieron suficiente con golear en casa (5-1) a la sorpresa belga, el Waterschei Thor de Genk, un club ya desaparecido que dio origen al actual RC Genk. Tras un brillante torneo, se encontraban cara a cara con los blancos, un equipo ansioso por volver a lucirse ante ojos europeos, precisamente un año después de que el Barcelona lograra sus segunda Recopa, en casa, ante el Standard de Lieja.

Aquella tarde, bajo la lluvia, John Hewitt, que había entrado al campo sustituyendo a Eric Black, fue el héroe en la prórroga, marcando el 2-1 definitivo. Dio el gol de la victoria a los Dons en el 112, tras un encuentro vibrante en el que se pusieron por delante los Scots poco después del inicio, con una diana de Black. Fue Juanito quien, desde los once metros, al cuarto de hora de juego, puso las tablas.

                                 

El maravilloso 1983 que vivió el Aberdeen se cerró en diciembre, con la conquista de la Supercopa europea. Un regalo de navidad. Tras la igualada sin goles en la ida, en el feudo del flamante campeón europeo, el Hamburgo SV, el misterio se trasladó al Pittodrie Stadium. Allí, un gol de Neil Simpson y otro de Mark McGhee –que años más tarde sería precisamente técnico del Aberdeen- aseguraron que el título se quedara en Escocia.

Alex Ferguson hizo grande al Aberdeen. Antes de volar hacia Manchester, en sus ocho años en el Pittodrie (1978-1986), ganó, además de los dos trofeos continentales, tres ligas (1980, 1984 y 1985) y tres copas (1982, 1983 y 1984). Nunca más se volvió a ver nada igual. Nunca nadie ha vuelto a escapar con tanta brillantez de la tiranía que comparten, con desconfianza mútua, Celtic y Rangers.

Hoy que el fútbol escocés está en horas bajas. Hoy que es sólo la decimoctava “mejor” liga de Europa, viéndose superada en coeficiente incluso por la de Chipre, o la de Israel, o la de Suiza, parece un buen momento para recordar lo que un día llegó del frío para instalarse en lo más alto. La canción europea del Aberdeen que un día sonó, con alegría.

All the way, every night and day, singing a European Song.

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