"¿Qué quieres que tu equipo haga este domingo?" Si le haces esta pregunta a un aficionado al fútbol te responderá, sorprendido de que alguien tenga una duda de tal estúpidez, que quiere que su equipo gane. "Pues claro, es evidente". Lo que se persigue únicamente es la victoria, quedar por encima del resto y ser el mejor. Es la base de la competición y si no fuera así nada de esto -o sea, el fútbol- tendría demasiado sentido. Una vez hecha esta apreciación, vamos a hablar de Mourinho.
El portugués es un tipo singular -the special one, le llaman-, de eso no hay duda. Su forma de hablar, de actuar, su relación con los futbolistas y los medios, su barba a medio afeitar y su, dicho sea de paso, elegancia al elegir la vestimenta con la que se sienta en el banquillo. Todo lo que hay en él escapa de la imagen tradicional del entrenador -si es que todavía existe esta imagen-, la del caballero que cede el protagonismo a sus futbolistas y acepta con una sonrisa que cuando las cosas vayan mal él va a ser el primero en salir disparado. Es un tesoro este Mourinho, gana y encima te lo hace pasar bien con sus ocurrencias y su visión particular del fútbol y de la vida. Que lujazo de tío.
Pues que queréis que os diga... Un gran técnico con un historial envidiable que asegura ganar los partidos. Parece inmejorable. Sí, perfecto. Pero arriesgándome a ir en contra de la tendencia de estos tiempos que corren, me atrevo a decir que ganar no lo es todo -oh!-. Para nada. Eso no significa que no quiera ganar y que las derrotas no me hagan sentir mal. Y tampoco quiere decir que prefiera perder jugando bien que ganar jugando mal. De momento no me he vuelto estúpido del todo. Sólo digo que mi manera de ver el juego, la forma como entiendo que hay que conseguir las victorias, ese estilo holandés basado en tratar bien la pelota, conservarla y buscar la porteria rival como garantía de triunfo, me parece aplastantemente superior a lo que ofrece -o ha ido ofreciendo- Mourinho. Es enorme el mérito que tiene ganar con un equipo limitado como el Porto, no es menos espectacular devolverle al Chelsea la gloria que seguramente nunca tuvo, de la misma manera que merece un aplauso conseguir con el Inter lo que en cincuenta años ni siquiera habían olido de cerca. ¿Pero... y qué? ¿A mi que más me da? ¿De qué sirve que tu equipo gane cuando es un auténtico coñazo si se ha demostrado que los grandes equipos pueden vencer jugando al ataque?
No desprecio lo que ha hecho el Inter esta temporada. Es más, creo que debe quedar en la memoria como uno de los mejores equipos de todos los tiempos -a los resultados me remito-. Pero no es mi estilo y tengo derecho a discutir al ganador, por muy absoluto que haya sido. Porque a mi el Barça me ha enseñado durante las dos últimas décadas que se puede ser el campeón jugando bien, y a eso me agarro. Aunque nos llevemos decepciones debemos tener éxito o fracasar siempre con nuestras ideas, por que son las que nos han convertido en lo que somos. Cualquier estilo es válido y yo elijo el mío. Para mi es el mejor, y punto.
Lo siento, pero no envidio en nada al Inter, al Chelsea, a Mourinho i al Real Madrid.
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