miércoles, 12 de mayo de 2010

'THE MAESTRO'

Pese a que este mote, "The Maestro", se le atribuye a Johnny Haynes, el gran ídolo de la mitología del Fulham, me hace especial ilusión referirme al entrenador de los whites, Roy Hodgson, precisamente como lo que es: un maestro. A sólo unas horas del partido más importante de la historia del Fulham, es un buen momento para reflexionar sobre la paternidad del milagro. Evidentemente los jugadores, comprometidos desde el principio, la afición, siempre fiel, e incluso la cúpula directiva, que ha permitido armar un grupo de futbolistas de calidad, tienen un mérito enorme. Cierto. Pero todo el mundo del fútbol pensará en el viejo Roy cuando esta temporada sea recordada, pase lo que pase en Hamburgo, como la mejor de la historia del club hasta la fecha.


Roy Hodgson recogió al Fulham al borde del infierno en la 2007/2008. Lo salvó del descenso de una forma absolutamente increíble -hecho que se bautizó como "La gran evasión"-, le dio un giro de 180 grados, y empezó a formar un bloque competitivo, robusto, fiel a la filosofía que ha impregnado su historia, la del equipo más antiguo de Londres, desde su fundación hace 131 años. Al año siguiente, la temporada pasada, sorprendió a propios y extraños clasificando a un grupo de jugadores a los que pocos prestaban atención y que no contaban para casi nadie para la Europa League, una competición de nuevo formato, una nueva experiencia. Ha sido una sensación extraña ver pasearse por el pequeño Craven Cottage a todos esos equipos extranjeros, entre los cuáles estaba la Juve, un monstruo del fútbol mundial, que volvió a Turín con cuatro goles en la mochila. Paso a paso, los cottagers fueron superando rondas, ante la incredulidad de los mismos hinchas, que siempre tenían la sensación que se podía llegar un poco más lejos, milagro tras milagro, remontada tras remontada, siempre y cuando nunca dejaran de creer.

Cuando el Hamburgo cayó en el Craven, en la semifinal, las gradas eran una mezcla de éxtasis y lágrimas. Los que habían celebrado ascensos como si de títulos se tratara ahora estaban en lo alto del fútbol continental. Paseando por la hierba, con la tranquilidad del que confía en su trabajo, y saludando sin excesos, cediendo el protagonismo a sus jugadores. Así pasaba Roy Hodgson de puntillas por la gloria. Atrás quedaba el trotamundos del fútbol, olividado finalista -y perdedor- de la UEFA como técnico del Inter en 1997, curtido en mil batallas en perdidos campos de la Europa central y del norte, seleccionador de países sin tradición futbolística. Pero, ante todo, leyenda.

Porque cuando eche el balón a rodar esta noche, enfrente estará, pase lo que pase, un grande, el Atlético, que forjó su propia leyenda hace ya unas décadas, por los campos del viejo continente. Puede ser que cada club tenga su momento. Ahora es el del Fulham, hoy es el del Fulham. En ese entrañable club del oeste de Londres se darán cuenta realmente de lo que están viviendo quizás con el paso de los años o de las décadas. Ése será el día, probablemente, en el que empiecen a construir, en las afueras del estadio, la estatua que Roy Hodgson se merece.

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