Supongo que acababa de cumplir los nueve años cuando Bobby Robson aterrizó en Barcelona. No tengo muy claras las fechas. Creo recordar que atendió a los medios de comunicación en el mismo aeropuerto del Prat. A su lado, un por aquel entonces desconocido José Mourinho ayudaba con la traducción. El ahora entrenador del Real Madrid -la vida da vueltas, sí- había aprendido castellano a marchas forzadas en cuanto supo que Robson se lo quería llevar con él para que fuera su ayudante en Barcelona. El entrenador inglés había estado cuatro temporadas en el Sporting de Portugal y en el Porto. Seis años después de haber salido de Inglaterra -para entrenar al PSV-, llegaba a uno de los banquillos más incómodos del fútbol mundial. Más que un reto, era una locura, especialmente después de la traumática salida de Johan Cruyff, que había dividido -qué novedad- a la opinión pública -l'entorn- culer.
Pero yo tenía nueve años, y no me preocupaba por nada de eso. Sólo veía a un señor, un caballero, que de repente hacía el trabajo que yo creía que sólo podía hacer Johan -sólo le había visto a él hacerlo, claro está-. Pero no tuve ningún ataque de celos ni nada parecido. Me cayó bien y me entusiasmó desde el principio. Era un hombre simpático y sencillo, una especie de abuelo entrañable y sabio. Lejos de las islas británicas no se suelen ver personajes así en los banquillos. Que aparezca por estos lares mediterráneos alguno de vez en cuando, es de agradecer. Pero yo eso tampoco lo pensaba por aquel entonces porque sólo tenía nueve años. Le prestaba mucha más atención a Ronaldo -el original-, una bestia de la naturaleza que dejó a todo el mundo maravillado con su portentosa temporada, en la que mostró unas cualidades que nunca antes se habían visto en un delantero centro. Pero igual yo pensaba que todos los delanteros eran así, porque, repito, sólo tenía nueve años.
Según dicen, Sir Bobby le dijo al presidente Núñez que al equipo le hacía falta un delantero y que ese delantero debía ser Ronaldo. Y resultó ser uno de los mejores fichajes de la historia barcelonista. Otro mérito que no se le reconoce a Robson (otro de tantos). Propones el fichaje de Ronaldo, ganas la Supercopa, la Copa del Rey y la Recopa y te quedas sin trabajo. Al año siguiente ni Ronaldo ni Robson están, y vuelta a empezar. No es que quiera cambiar el pasado, pero considero que fue una pena para el Barça que Sir Bobby no hubiera continuado más tiempo en el club. Igual es que, como le pasa a todos los adultos, exagero mis recuerdos de niñez, pero estoy seguro que aquella temporada fue clave en mi formación futbolera. El primer título europeo del Barça del que tuve conciencia -en aquella para mí mágica Recopa de Rotterdam- y, sobretodo, mi segunda visita al Camp Nou. Aquel día salí ilusionado (6-1 al Valladolid, despedida de Bakero). De hecho, estaba tan entusiasmado como congelado, pero esa es otra historia. Sólo digo que a mí Robson me gustaba. Pero claro, sólo tenia nueve años.
3 comentarios:
El mejor gol del vídeo, sin duda alguna, és el del Valladolid.
P.D Gregorio Manzano también es un abuelo entrañable.
Totalmente de acuerdo con el primer comentario; el gol del Valladolid es excepcional.
P.D Mourinho también se convertirá en un abuelo entrañable, lo quieran los culés o no.
No ibas mal encamiado aunque sólo tuvieras nueve años (yo sólo tenía 26). Algo te lo decía. Seguramente, ahora que has visto mucho futbol, sabes con total certeza que no te equivocaste. En Inglaterra (y en la mayoría de paises) un entrenador que la primera temporada gana el campeonato, la copa y una cometición europea es elevado a la categoria de ídolo (o Sir...) y el respeto que se tiene por él es reverencial. Aquí le echamos y nos olvidemos de èl hasta que se muere y le dedicamos unos segundos en tv y un breve en prensa. Y es que, por muchos títulos que tengamos, aún no sabemos qué es el futbol. A diferencia de lo que pasa (pasaba?) en las islas, cuna del futbol.
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