miércoles, 15 de diciembre de 2010

LA SONRISA DE ÁFRICA


por Carlos Martín Rio

Hace pocos meses se cerró, con éxito, la puesta de largo del fútbol africano en la escena del fútbol global. Fue ese Mundial de Sudáfrica, quizás, el pistoletazo de salida a una nueva era en la que pensar en un campeón del mundo africano no sea una locura. Más allá de los nombres que han ido nutriendo el imaginario popular del continente africano, más allá de los Weah, Eto'o o Drogba, ídolos dorados que han marcado a generaciones de jóvenes futbolistas en el África negra, nunca ha triunfado allí el fútbol a nivel colectivo. Un reto mayúsculo para un continente para muchos olvidado que trata de levantarse y encontrar nuevas formas de expresión para equipararse a los que hasta hace poco eran sus colonizadores. El fútbol no puede ayudar más que a progresar. 

El Tout Puissant Mazembe Englebert (Todo Poderoso Mazembe), de la República Democrática del Congo, competirá por el título del Campeonato del Mundo de Clubes, la antigua Copa Intercontinental. Sostenido económicamente por el político y gobernador de la región de Katanga Moïse Katumbi Chapwe, ha dado el paso más importante hasta del momento en toda la historia del fútbol africano, un hito mucho más importante de lo que ahora mismo pueda parecer. Por primera vez el representante sudamericano, en este caso, un grande como el Internacional de Porto Alegre -recordamos, campeón en 2006 derrotanto al Barcelona de Ronaldinho y Deco-, se queda fuera del partido por el título. Mazembe espera a Inter de Milán, gran favorito, o al Seongnam coreano, con la tranquilidad de saber que ya ha hecho historia, que estar en esa final ya les convierte en leyenda. Es un éxito sin precedentes para un conjunto que, con dos títulos continentales africanos en dos años, está atravesando una época dorada. En el corazón de esa África plagada de problemas crónicos, al sur del antinguo Zaire, castigado por el conflicto, la guerra y el horror, la rebeldía llega con forma de balón. 

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