por Carlos Martín Rio
El Barça pasó a cuartos de final con todo merecimiento. No hay excusas que valgan, ni argumentos tramposos a los que acudir. Estuvo cerca de pagar cara la derrota en el Emirates Stadium en la ida –remontar una eliminatoria no suele ser fácil-, pero su evidente superioridad en la vuelta no dejó dudas al respecto de qué equipo merecía estar en cuartos de final. Arsène Wenger puede buscar todas las excusas que quiera en factores como el arbitraje –cierto que la expulsión de Van Persie es excesivamente rigurosa-, pero si hay alguna razón más allá del propio Barcelona para explicar el fiasco gunner, esa está en el planteamiento escogido por el técnico alsaciano. A muchos nos sorprendió –y nos decepcionó- el Arsenal que vimos en el Camp Nou. Esperábamos más valentía, más ganas de tomar la iniciativa. Pero los del norte de Londres renunciaron a sus ideales futbolísticos y con gusto cedieron la posesión y el dominio a los de Guardiola, organizando un entramado defensivo concebido para aguantar el empate a cero e intentar aprovechar alguna contra confiando en la velocidad de Nasri y la definición de un Van Persie resentido todavía de su reciente lesión. Pero aunque en ciertas fases logró que la circulación de balón barcelonista fuera más lenta de lo deseado, su artificial plan, en condiciones normales, estaba condenado al fracaso. Los ingleses acabaron desbordados ante la avalancha ofensiva local, que se fue haciendo mayor a medida que pasaban los minutos. Cuando aparece la combinación a pocos metros del área rival, los blaugranas son poco menos que imparables. Y claro, como siempre, mención especial para Xavi, Iniesta y Messi, los actuales reyes del fútbol mundial. El primer gol del argentino, otro de tantos que ya forman parte de la historia.
La Roma de esta temporada no es un equipo con nivel suficiente para estar en los cuartos de final de la Liga de Campeones. Los romanistas, que ya habían cedido en la ida en casa ante el Shakhtar (2-3), cayeron con estrépito en Ucrania y, desquiciados, dijeron adiós a la máxima competición europea por la puerta de atrás. El nuevo técnico romano, Vincenzo Montella, tiene muchísimo trabajo por delante si quiere conseguir que su equipo vuelva a ser un conjunto a tener en cuenta en Europa y en Italia. El lado feliz de la eliminatoria son los ucranianos, sin lugar a dudas el equipo relevación del campeonato. Contagiados por la alegría de su delantera íntegramente brasileña, son el gran tapado del sorteo de cuartos. Mucho cuidado el que piense que son el rival más fácil posible. Es una excelente noticia que, durante al menos dos partidos más, podamos seguir disfrutando de todo lo que nos ofrecen Douglas Costa, Jadson, Willian, Luiz Adriano, Srna, Rat, Eduardo y compañía.
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