por Carlos Martín Rio
El Olympiacos, con una enorme superioridad, ha recuperado este fin de semana el cetro de la liga griega. El título obtenido por el Panathinaikos la temporada pasada finalmente no ha significado la presentación de una alternativa de poder en el fútbol heleno. Simplemente, lo ocurrido hace un año fue la excepción que ha acabado por confirmar la regla, esa que marca que el conjunto del Pireo, con 38 títulos, vive como un tirano felizmente instalado en una dinastía sólida, que sólo se ha tambaleado dos veces en los últimos 14 años. El equipo de Ernesto Valverde, además, celebró el título a lo grande, ante su gente, a falta de tres jornadas para el final -10 puntos lo separan del PAO- y, encima, endosando un sangrante 6-0 al tercero en discordia en el trío reyes griegos, el AEK de Atenas. Los atenienses no han tenido más remedio que emitir un comunicado institucional pidiendo disculpas a sus aficionados por una debacle de tal magnitud. Fueron una comparsa de lujo, un apetecible entretenimiento antes de celebrar la coronación.
El 38 no es un número cualquiera. Es un símbolo de poder, prácticamente de abuso. Significa que el Oly ha ganado más veces el campeonato liguero que todos los demás equipos juntos. El Panathinaikos, que se ha forjado un nombre a nivel internacional en parte gracias a sus notables actuaciones en competiciones europeas y en parte gracias a su majestuosa sección de baloncesto, cuenta “sólo” con 20 títulos. El AEK, un conjunto que sin duda ha vivido tiempos mejores, tiene 11. La lista la completan el Aris de Salónica (3), su rival ciudadano, el PAOK (2), y el Larissa, que se alzó con su único título en 1988.
El Txingurri Valverde, que atraviesa su segunda etapa en el Pireo, está viviendo algo parecido a una historia de amor con el legendario conjunto rojiblanco. Después de dos temporadas en el Espanyol, el técnico, nacido en Cáceres hace 47 años, aterrizó en la Super Liga griega en verano de 2008. Aquella temporada ganó la liga y la Copa, pero pese a los éxitos cosechados, en seguida volvió a cruzar el mediterráneo para entrenar en el fútbol español (Villarreal). Cuando partió hacia tierras castellonenses, desconocía que su destino ya había quedado ligado al del Olympiacos, pero así era.
Un año más tarde necesitaría volver a Grecia para redescubrir las mieles del triunfo. Y es que en su periodo de separación ni club ni entrenador fueron capaces de funcionar. Valverde fue destituido en invierno del conjunto groguet, y en el Georgios Karaiskakis no celebraron ningún título por primera vez desde 2004, en un año para olvidar durante el cual hasta cuatro entrenadores diferentes se sentaron en su banquillo. Historias paralelas de fracaso que acabaron cuando las dos partes volvieron a abrazarse, en agosto de 2010, para iniciar un nuevo proyecto que ha vuelto a ser triunfal.
La regeneración del equipo ha sido amplia respecto al curso anterior. Junto con el técnico cacereño llegaron, el pasado verano, un buen de número de futbolistas que han cambiado la cara de la plantilla. Hombres de calidad contrastada, veteranos, como el mediapunta argentino Ariel Ibagaza, el interior danés Dennis Romedahl, el delantero centro serbio Marko Pantelic o el polivalente mallorquín Albert Riera han ayudado a estabilizar a un conjunto que también cuenta con valores en alza como el ex Villarreal David Fuster o el joven delantero belga Kevin Mirallas.
Una vez conquistada la liga, el próximo reto del Olympiacos debería ser conseguir de una vez por todas que su rendimiento en competiciones europeas supere el mínimo exigible. Dar el salto y ser respetado en el continente. Al fin y al cabo eso es lo que diferencia a los buenos equipos de los grandes equipos.
OLYMPIACOS 6-0 AEK ATENAS
OLYMPIACOS 6-0 AEK ATENAS
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