por Montse Arqué
Ya tenemos a los dos finalistas de la tercera edición de la Liga de Campeones de la Concacaf: Real Salt Lake (EEUU) y Monterrey (México), que en próximos días estarán disputando los partidos correspondientes a la final del torneo y que inmediatamente les asegura un lugar en el próximo Mundial de Clubes, a celebrarse a finales de año y si nada extraordinario sucede, en Japón.
Real Salt Lake y Saprissa se midieron cara a cara en la búsqueda del pase hacia la final. Las cosas al conjunto estadounidense le salieron a la perfección en el partido de ida. Aprovecharon la localía y sacaron un 2 a 0, una cómoda ventaja para enfrentar a los sudamericanos en el Estadio Saprissa, la casa del “Monstruo Morado”, con mayor seguridad y tranquilidad.
Y así fue. El cuadro local, comandado por el mexicano Juan Manuel Álvarez, volvió a verse corto en ideas y en ataque. Muy poco se vio de aquel fútbol que al conjunto 'tico' lo ha puesto en la cima en la tabla de posiciones de la liga local y, a pesar de haber ganado 2-1, no fue suficiente para alcanzar la clasificación.
Los visitantes fueron muy hábiles y supieron neutralizar la línea media del contrario, frenar los ataques e incluso, tuvieron grandes oportunidades de gol en la primera parte. El Saprissa desperdició los primeros 45 minutos y ya en la parte complementaria, echaron toda la carne al asador con un golazo en el 46 de Luis Diego Cordero.
La ilusión llegó al campo, los costarricenses aún tenían posibilidades, hasta que apareció Jamison Olave, el zaguero del año de la MLS, para mandar el balón al fondo de la portería y con ello, el Real Salt Lake amarraba la clasificación. El penal cobrado por Alonso Solís sólo sirvió para que Saprissa obtuviera el triunfo en casa.
El último equipo norteamericano que jugó la final fue el Galaxy de Los Ángeles en el 2000, cuando aún era la Copa de Campeones de la Concacaf.
En la otra semifinal, como ya es costumbre, dos clubes mexicanos se jugaron el pase. Cruz Azul luchaba por jugar su tercera final de la Concachampions y ahora sí poder lograr el título que en años anteriores, el Atlante y el Pachuca se lo negaron. 'La Máquina' celeste de Enrique Meza, con un basto plantel, plantó cara durante toda la competencia. El problema: toparse con el Monterrey a un paso de la meta.
El actual campeón de la liga mexicana es un hueso duro de roer. Víctor Manuel Vucetich tiene a once hombres en la cancha muy bien entrenados y como extra, cuenta con un arma letal poderosísima: Humberto 'Chupete' Suazo.
En la ida, Rayados sacó una discreta ventaja de un tanto (2-1). Cruz Azul sabe jugar en casa y no le pondría las cosas tan fáciles a los regiomontannos ahora que se enfrentaran en el recinto de la colonia Nochebuena. Emanuel “Tito” Villa, durante la semana, aseguró que esta ocasión, el conjunto daría la cara ante la afición cementera y que esta vez, los fantasmas de los subcampeonatos (tanto en liga como en esta competición) quedarían muy atrás.
El juego de vuelta fue todo un lujo. Ambos se presentaron con su cuadro titular, pues se trataba de ganar o morir. La primera parte fue muy intensa, con llegadas por parte de ambos bandos. 'Ojitos' Meza sorprendió a los visitantes, quienes por momentos se vieron acorralados en su área. La ilusión de los locales llegó en el minuto 24, gracias al gol de un intermitente César Villaluz. La efuoria fue tal que el estadio sufrió un apagón y por lo tanto, el encuentro tuvo que pararse por unos cuantos minutos.
La historia no cambió en el segundo tiempo. Cruz Azul siguiò dominando, mientras que Monterrey no hallaba cómo salir a portería contraria. Fue tanta la confianza que Meza dejó en la banca a Javier 'Chuletita' Orozco, el máximo anotador en la historia de la Liga de Campeones de Concacaf. Vucetich hizo lo propio y en los últimos 20 minutos arriesgó todo con tal de conseguir el gol que sentenciaba todo.
Se presagiaba la llegada de los tiempos extras hasta que se produjo un polémico error de Waldo Ponce. El zaguero de Cruz Azul empujó ligeramente dentro del área a José María Basanta, ganándose la cartulina roja y lo peor de todo, concediéndole un cobro de pena máxima al rival. Apareció 'Chupete' y no tuvo piedad de José de Jesús Corona para oradar su meta.
Aunque había tiempo, Jonathan Orozco en la meta de los Rayados se mostró impecable, evitando el alargue y contribuyendo a que su equipo juegue por primera ocasión la final.
Así, tendremos un duelo de gran rivalidad para la final de la Liga de Campeones de la Concacaf, en donde se jugará, sobretodo, el orgullo de dos naciones que la historia las ha hecho ser rivales y que una vez más, tienen la posibilidad de enfrentarse. Sin duda, un duelo muy atractivo.
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