jueves, 12 de mayo de 2011

LA DINASTÍA SE CONSOLIDA

por Carlos Martín Rio

En fútbol no hay nada mejor que el éxito para justificar un estilo de juego. En los clubes grandes, donde el triunfo es poco menos que una obligación, ganar significa oxígeno, supervivencia. Un fracaso menor es la ruina, y una victoria mayor, en el frenesí del fútbol actual –con partidos cada tres días-, a veces no es más que un bálsamo, una excusa para seguir adelante. Pero hoy toca rebelarse contra esta idea. Antes de que la vorágine futbolística nos vuelva a engullir, se hace necesario parar el tiempo y reflexionar.  

El fútbol moderno es científico, ni un detalle se escapa del control de los técnicos. Los jugadores saltan al campo robotizados, con la lección aprendida al milímetro. Por eso tiene tanto mérito encadenar tres ligas consecutivas como lo ha hecho el FC Barcelona de Pep Guardiola. Cuando eres el rival a batir no vas a sorprender a nadie. El del Barça es un estilo cerrado, una filosofía que sólo varia ligeramente en función de las piezas que hay distribuidas sobre el terreno. Cambian las caras, los cromos, pero no las ideas.

En la 2008/09, la primera liga de Pep, las goleadas caían una detrás de otra. 5-0, 6-0, 6-1, 2-6,… goles, goles y más goles. Hoy las cosas no son tan fáciles. El equipo blaugrana sigue ganando, pero tiene que picar piedra para conseguirlo. Por eso la segunda liga tuvo más mérito que la primera, y la tercera ha tenido más mérito que la segunda. Y si hay una cuarta, habrá tenido más mérito que la tercera. Seguro. Los grandes equipos de la historia no son flor de un día, ni de un año. Los grandes equipos de la historia tiranizan, establecen una dinastía, y se convierten en un modelo a seguir. Los grandes equipos tienen la admiración del mundo. Hoy el mundo mira al Camp Nou.


PORTERÍA
Víctor Valdés ha vivido una de sus mejores temporadas. La irregularidad de su rendimiento ya es cosa del pasado. El meta catalán es un seguro de vida. Cuando sus compañeros del ataque no han encontrado la manera de matar los partidos –este año el Barça ha ganado más de una vez por la mínima, con el mono de trabajo puesto-, él ha aparecido providencial para salvar puntos imprescindibles. Ligas como éstas se ganan en los encuentros feos y ajustados, esos en los que los héroes lucen bajo los palos.


DEFENSA
Los problemas con las lesiones y las bajas han marcado y están marcando el devenir del sistema defensivo barcelonista. En este sentido, la figura que se ha erigido por encima de todas las demás ha sido la de Javier Mascherano. Un fichaje fundamental. Llegó para ser un recambio en el centro del campo y se ha convertido en un central de garantías. Ha sido un apoyo fundamental para un Piqué que no ha estado a su mejor nivel –eso no significa que su rendimiento haya sido malo, tan sólo que su impresionante actuación en las dos pasadas temporadas no ha encontrado continuidad-. Iba para suplente, pero el argentino ha acabado por ser protagonista en los momentos claves y cruciales de la temporada. Y sin despeinarse. Hay pocos jugadores como ‘Masche’.

En el lateral el polivalente Adriano ha resultado ser otro fichaje muy útil. Empezó con dudas, pero acabó por entender lo que le pedía el equipo. Especialmente a raíz de los problemas físicos de Maxwell y la enfermedad de Abidal, tuvo que asumir un papel protagonista, y no desentonó. Alves, por su parte, ha alcanzado otra vez un estado pletórico, sobretodo después de que se solucionara el asunto de su renovación.

Bendito problema el que tiene Pep Guardiola de cara a la final de la Liga de Campeones. Con la feliz recuperación de Abidal y la vuelta de Puyol –el central catalán ha estado más castigado que nunca por las lesiones- debe elegir entre dar continuidad a Mascherano en el centro y colocar a uno de los dos en el lateral o volver  a la idea inicial, con Puyol de central y Abidal –que también rindió espectacularmente bien formando al lado de Piqué- en la izquierda. Cualquier opción es una garantía, pero a uno le da por pensar que vamos a ver al ‘Jefecito’ mandando más que nunca en Wembley.


CENTRO DEL CAMPO
La plasticidad y el preciosismo del juego del Barça llevan la firma de dos mediocampistas geniales. Dos artistas que crean obras de arte mientras trabajan en serie. Iniesta y Xavi son el motor del juego de los de Guardiola. El de Terrassa ha seguido en su línea, magistral. Ha sentido siempre de cerca el aliento de un rival, cada vez le cuesta más tener el balón, controlarlo, mimarlo. Pero eso no le impide calcular en todo momento lo que necesita el conjunto. Es el ordenador, el cerebro, el da velocidad o pone freno según dicte la situación. El mejor junto a Messi, imprescindible.

Andrés Iniesta ha tenido este curso una insólita continuidad. Las lesiones de la temporada pasada estuvieron a punto de perjudicar seriamente su carrera. Pero tras el fenomenal mundial de Sudáfrica que se marcó, llegó a Barcelona con fuerza. Si no ha hecho su mejor temporada con el Barça, poco le ha faltado.

Sergio Busquets sigue creciendo como mediocentro. Esa delicada posición que ocupa, de la cual depende el equilibro del equipo, ya es suya sin discusión. Batallador con los rivales y delicado con el balón. Una combinación que a los barcelonistas les costaría mucho –muchos millones- encontrar en el mercado. La meteórica irrupción de Busquets ha sido una bendición para Guardiola. Como lo es la presencia de Keita. El malí es el comodín ideal. Trabajador y con llegada. En la sombra, es brillante.

No podemos dejar de hablar tampoco de la irrupción de Thiago. Otro más con la marca Barça grabada en la frente. La nueva joya de la Masia ya ha dado muestras de que, sin problemas, la próxima campaña ya puede ser uno más dentro del primer equipo. Su desparpajo no es buscado, no es efectista, es natural. Hay futbolistas que han nacido para destacar.


DELANTERA
Ha ganado la liga el equipo que tiene a Leo Messi en su equipo. El hombre más desequilibrante del planeta sigue en forma. Todavía no conoce su techo. La sorpresa inicial hace tiempo que se apagó, cierto, los rivales le esperan desde el minuto 1. El desequilibrio no es constante. El acoso defensivo lo ha llevado a ser más intermitente. Pero en casi cada partido deja detalles que, en muchas ocasiones, son determinantes en el devenir del mismo. ¿Tiene ‘La Pulga’ todavía margen para crecer? La pregunta estremece.

La llegada de Villa ha sido también uno de los puntos importantes de la temporada. Cierto es que su relación con el gol en el último tramo de la liga está presentando algunos problemas. Pero no hay dudas respecto a cómo se ha adaptado al engranaje barcelonista. La ofensiva culer necesita obsesivamente ensanchar el campo. No tiene que haber sido fácil para el asturiano adoptar un rol en el que se sitúa a veces tan pegado a la banda. Se acostumbró en Valencia a ser la referencia en la punta de ataque, pero se ha adaptado al nuevo sistema mucho mejor de lo que lo hizo, por ejemplo, Zlatan Ibrahimovic. Junto a Pedro –nuevamente gran rendimiento el del canario-, ha sido un futbolista total: trabajador en la presión al rival y peligroso e incisivo cuando el balón pertenece a su equipo.

Ibrahim Afellay, llegado en invierno, no ha tenido demasiado protagonismo. De todos modos, está empezando a encajar en el conjunto y sería importante que consiguiera cierta continuidad para que podamos ver qué es exactamente lo que puede ofrecer. Pese a que deja detalles de clase, todavía es una incógnita.

No hay comentarios: