martes, 24 de mayo de 2011

WEMBLEY 2011: ROMA, UN PRECEDENTE RECIENTE

por Carlos Martín Rio

FC Barcelona y Manchester United, dos de los principales dominadores del fútbol continental en los últimos años, estuvieron presentes en dos finales de la Liga de Campeones en la pasada década. En 2006, el Barça levantó su segunda orejuda al derrotar al Arsenal en Paris (2-1). En 2008, el United derrotó en los penaltis al Chelsea en Moscú. Con dos máximos títulos continentales en las vitrinas del Barça y tres en las del Manchester United, y tras vencer en sus respectivos campeonatos domésticos, ambos clubes se cruzaron el 27 de mayo de 2009 en el estadio Olímpico de Roma para disputarse la Copa de Europa. Los barcelonistas se llevaron con relativa facilidad aquel partido, gracias a un tempranero gol de Eto’o y un remate de cabeza de Messi en la segunda parte. Los ingleses sólo inquietaron en los minutos iniciales. El destino ha querido que dos años y un día después, los dos conjuntos se vuelvan a encontrar, esta vez con Wembley como escenario.  


Aquel Barça campeón de Europa, el que maravilló al mundo, el del triplete, el de las seis copas, forjó una filosofía y se formó una identidad que todavía hoy tiene vigencia. Buscaba llegar a la portería rival con un eléctrico y veloz juego de combinación. El equipo era una máquina de hacer goles, con un Samuel Eto’o tocado por una varita mágica y con un Leo Messi que parecía –como así fue- irremediablemente encaminado a ganar su primer balón de oro. La delantera, antes de la irrupción total de Pedro y las llegadas sucesivas de Zlatan Ibrahimovic, primero, y de David Villa, después, la completaba un Thierry Henry que, aunque estaba lejos de su mejor nivel -el del Arsenal-, cuajó una fenomenal temporada. Messi empezaba a actuar en esa época como falso delantero centro. Hoy ya está consolidado en esa demarcación.

Sin embargo, el técnico de Santpedor no pudo contar en Roma con su once de gala. Las bajas y las sanciones le obligaron, por ejemplo, a situar a Yaya Touré  –hoy futbolista del Manchester City- en el eje de la defensa, formando al lado de Gerard Piqué -aquella campaña el defensa revelación del panorama europeo-, ya que Puyol se vio desplazado al lateral derecho por la baja de Dani Alves. El marfileño estuvo impecable. El forzado experimento de Pep de retrasar a un mediocentro se ha repetido curiosamente esta temporada. Javier Mascherano, que llegó este verano de Liverpool para tapar agujeros en la medular, se ha destapado como central de garantías. Habrá que ver si el sábado Pep sigue confiando en el argentino en el centro de la zaga o retorna a la idea del inicio de la temporada, con Puyol y Piqué en el centro, Abidal por la izquierda y Alves en la derecha. Precisamente el francés y el brasileño, sancionados, se perdieron el encuentro de Roma –Sylvinho, a las puertas de su retirada, jugó como lateral zuro-.

En el Manchester United sí que han variado más claramente algunos aspectos tácticos. La marcha de Cristiano Ronaldo al Real Madrid justo después de perder en Roma alteró el esquema del equipo de Old Trafford. El portugués es uno de esos jugadores que cambian un partido con su sola presencia. Los de Ferguson no tenían en ningún caso ‘ronaldodependencia’, pero es evidente que el hecho de contar con un jugador de estas características requiere adaptar el dibujo para explotar sus cualidades. Ronaldo era el alma de un ataque que en el resto no ha variado demasiado. Sólo la llegada este curso del ‘Chicharito’ ha ofrecido algo de aire fresco. El mexicano forma una pareja consolidada con Rooney, pero existen muchas dudas sobre si los devils se atreveran a saltar al césped de Wembley con dos puntas.

Hoy Ferguson, pues, cuenta con una plantilla que sin Cristiano tiene menos poder de improvisación. Cierto es que el desborde lo aporta Nani –de características similares, aunque con un rendimiento más intermitente- y las llegadas con potencia de Valencia y Park Ji Sung. De todas maneras, este ManUnited no es ni mucho menos peor que el 2009. Mantiene el oficio y la clase, marca de la casa, pero además ha crecido en solidez. Sin abandonar su status de equipo grande, no tiene ningún tipo de reparo a la hora de adaptarse a las características del rival y hacerse fuerte detrás de la línea del balón. 

El sábado, el gran objetivo de los de Manchester será entorpecer la circulación de la pelota de los culers. El viejo Fergie tiene múltiples alternativas, varios cambios de cromos posibles bailando en su cabeza. El factor sorpresa, lo poco definido que ahora mismo está su planteamiento, quizás sea la gran diferencia entre 2009 y 2011. Eso y, claro está, la experiencia de la derrota. No hay nada más educativo que haber perdido. 

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