por Emanuel Vergara
Después de 14 años quizá comience a entender eso que canta Molotov acerca de que “se sienta el power mexicano”, porque con la conquista de su sexta Copa Oro de la CONCACAF el último fin de semana en el Rose Bowl de Pasadena tras revertir un 0-2 con Estados Unidos y convertirlo en un 4-2 categórico, México se recontraconfirma como el capo del continente, crece el mote de equipo difícil al que las grandes selecciones prefieren evitar y con la juventud como marca indeleble posee una proyección que nos da a entender que el ‘Tri’ va a más y quiere coquetearse con los pesos pesados.
Argumentos tiene de sobra en virtud de una generación dorada que lidera ‘Chicharito’ Hernández pero que empezó a gestarse en 2005 con la obtención del Mundial Sub-17 de Perú. Allí brillaron y sorprendieron al mundo jugadores, que repitieron con la Copa Oro el último sábado, como Gio Dos Santos, Efraín Juárez y Héctor Moreno. Pero además hay otros jóvenes con experiencia europea como Andrés Guardado, que a sus 23 años ya ha jugado dos mundiales, y Pablo Barrera que son fundamentales. Y si nos aventuramos un poco más, vienen pidiendo pista talentos en ciernes como Jonathan Dos Santos, Marco Fabián de la Mora y Erick ‘Cubo’ Torres. Los mexicanos pueden estar tranquilos porque esta generación dorada tiene para varios años más y será garantía de éxito.
Pero la obtención del máximo título continental no fue un camino de rosas porque en el medio debieron soportar la baja de cinco jugadores por dar positivo en un control antidoping interno previo al comienzo de la competición. Por eso los dirigidos por ‘Chepo’ De la Torre disputaron gran parte del torneo con sólo 17 jugadores. Lo que es un doble mérito por sobreponerse a la adversidad y competir en inferioridad de condiciones con respecto al resto. Pero a falta de jugadores, a los ‘aztecas’ les sobró talento.
Con un andar impoluto los campeones de la CONCACAF contaron por victorias sus seis partidos del torneo, con 22 goles a favor y cuatro en contra. Sólo Honduras en semifinales pudo ponerlo en dilema. Pues allí, los hondureños con la figura de Noel Valladares, elegido el mejor portero del campeonato, llevaron a los mexicanos al tiempo suplementario tras sostener el cero durante los 90 minutos. Ya en el agregado, la superioridad física de un equipo con mayoría de futbolistas que militan en Europa pasó factura e inclinó la balanza en favor de los merecedores de la victoria como fueron los de verde.
Hasta allí, México había pasado caminando el Grupo A con victorias por 5-0 a El Salvador y Cuba y 4-1 a la Costa Rica de Ricardo Lavolpe, entrenador del ‘Tri’ en Alemania 2006. En cuartos tuvo que revertir el marcador por primera vez tras comenzar cayendo ante Guatemala pero la aparición de ‘Chicharito’ –goleador del torneo con ocho tantos- y Aldo de Nigris dieron el pase a semifinles, luego Honduras –lo ya contado- y la final ante Estados Unidos.
En la final perfecta, esa que se ha jugado en cinco de las once ediciones, los mexicanos se midieron con Estados Unidos. El comienzo no pudo haber sido peor con un 0-2 en menos de media hora por dos desatenciones defensivas. Esas que no había tenido en todo el torneo y que lo habían llevado a encajar dos tantos en cinco partidos. Pues en menos de media hora ya tenía en contra la misma cantidad de goles que a lo largo de toda la competencia.
Pero todo fue hasta que apareció ‘Chicharito’, que demostró que no sólo es una referencia de área, esa que está para dar el último toque, el que culmina la jugada, el que da el pase a la red. No, Javier Hernández es un señor jugador que juega y hace jugar, que arrastra marcas y abre espacios a sus compañeros, que tira diagonales para ganarle la posición el segundo central y anticipar al primero y desarticular, de esa forma, a la defensa más articulada. Aún sin marcar, el delantero del Manchester United fue una de la grandes figuras de los aztecas y que en la asistencia a Pablo Barrera para iniciar la remontada demostró que lo que hemos visto este año en Old Trafford es sólo una parte de lo que podemos llegar a ver. Con un pase a lo Paul Scholes o Ryan Giggs dejó solo al atacante del West Ham para batir a Tim Howard. Luego el empuje en la medular de Torrado y Castro más el desnivel en ofensiva que proponen Gio, Guardado, Barrera y ‘Chicharito’ hicieron el resto para bañar de fútbol y goles el Rose Bowl ante el rival de toda la vida.
En cinco finales entre mexicanos y estadounidense, los del país amante del tequila y las rancheras se han impuesto en cuatro, las últimas dos consecutivas y épicas. Pues en la definición de 2009 le pasó el rodillo con un 5-0 lapidario y con la remontada del sábado le puso la cruz para muchos años. Además de sacarle dos títulos de diferencia a los de ‘bastones y estrellas’, el ‘Tri’ ha sacado boleto a la Copa Confederaciones de Brasil 2013, que será un ensayo VIP para la Copa del Mundo que le seguirá en 2014.
Y en esa Copa del Mundo es donde la ‘Generación Dorada’ de México deberá refrendar todo lo bueno que viene insinuando y, de una vez por todas, romper el maleficio de los octavos de final, instancia en la que se ha quedado en sus últimas cinco participaciones y que no supera desde su Mundial de 1986. En esa oportunidad, estaba el mejor jugador mexicano de todos los tiempos, Hugo Sánchez. Hoy hay un equipo donde el todo es más que las individualidades. Con nombres propios como Hernández, Barrera, Guardado, los hermanos Dos Santos, Juárez, Salcido, Rafa Márquez, Moreno, el “Power mexicano” se siente más que nunca porque están “todos juntos como hermanos”. Si controlan el fervor, mantienen la humildad y saben encolumnarse detrás de un mismo objetivo ateniéndose cada uno al rol que le toca, sea protagónico o de reparto, no estaremos muy lejos de vitorear con fuerzas el “¡Viva México, cabrones!”.
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