lunes, 4 de julio de 2011

DIARIOS DE AMÉRICA: UN PLAN INACABADO

por Carlos Martín Rio


Después del empate ante Bolivia, el gran temor de los argentinos era que una convincente actuación de Brasil ante Venezuela los pusiera aún más nerviosos. No ocurrió. No hubo victoria y, tras empatar a cero, no se puede decir que los brasileños convencieran. De hecho, el aspirante, el otro gran favorito al título también chocó ante una muralla de disciplina, orden y trabajo táctico. Los venezolanos, como los bolivianos, saltaron al campo con la lección aprendida. Del primero al último, desde Miku y Rondón hasta el portero Renny Vega, el trabajo de desgaste fue excelente. El combinado ‘vino tinto’ cumplió perfectamente su cometido de entorpecer el juego rival y se llevó un punto que es poco menos que una bendición. También igualaron sin goles Paraguay y Ecuador en el otro choque del grupo, así que todo sigue abierto tras una jornada de sequía.

En La Plata, empezó bien Brasil, lanzada al ataque con un Pato simplemente genial en su hábitat natural –en el centro del ataque-, con Neymar incisivo en una banda y Robinho en la otra y con Alves, signo de que las cosas funcionan, merodeando cerca del área rival. Pero tras veinte minutos de superioridad con toques de magia, Brasil se diluyó como un azucarillo. Una última ocasión clara de Robinho, antes del descanso, y dudas e inoperancia en el segundo tiempo. Se echó de menos más acción en la zona de tres cuartos, alguien que diera criterio a la situación, un filtro que optimizara la gran cantidad de recursos que atesoran los defensores del título. Ahí Ganso no estuvo a la altura. El del Santos dejó claro que su nivel físico todavía no es óptimo y desapareció del partido sin siquiera haberse presentado. Por ahí empezó a morir Brasil. La ‘Sopa -o empanada- de Ganso’ se contagió y el codiciado Neymar, aunque estuvo más activo que su compañero de equipo, acabó cediendo, improductivo, ante la seria marca doble a la que le sometían los venezolanos. Habrá que esperar para ver un su esplendor al nuevo chico de oro del futbol brasileño.

Cuando escasean los balones en ataque es que falla algo en el centro del campo. Y con Ganso desaparecido, el tándem Ramires – Lucas Leiva en no fue capaz de aportar nada nuevo. El del Liverpool y el del Chelsea dan equilibrio a la propuesta de Menezes, pero en situaciones como la de ayer, una de las dos piezas sobra. Cuando entraron Elano y Moura –además de Fred- para aportar algo diferente, ya era demasiado tarde. Venezuela había ganado la partida.

Brasil trabaja, presiona y es un equipo seguro -mención especial a Thiago Silva, el mejor central del campeonato-. Y además tiene chispa y alegría. Lo demostró durante los primeros compases. De lo que se trata es de buscar una fórmula para que el dominio sea más duradero y efectivo. Quizás sólo sea un cuestión de inspiración -y de que Ganso se encuentre a sí mismo-. El resultado y la decepción son iguales para argentinos y brasileños, pero la imagen de la ‘canarinha’ fue, en general, mejor que la de la albiceleste. Los dos gigantes cojearon del mismo pie y evidenciaron que son esclavos del talento individual cuando se cortocircuita el juego colectivo. Pero si las apariencias no engañan, los brasileños tienen un plan que están muy cerca de cumplir. Están un poco más cerca de lo que se espera de ellos. 

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