miércoles, 2 de marzo de 2011

DOSIS DE REALIDAD


por Carlos Martín Rio

Mucho se esperaba del Nápoles ante el Milan el lunes en San Siro, pero poco acabó mostrando. Poco bueno, por lo menos. Los más optimistas creían que los napolitanos tenían una opción real de luchar por el Scudetto, de reencontrarse con su ya casi olvidada grandeza y ser una alternativa real a los equipos de Milán -mientras la Juve y la Roma andan perdidos en sus mundos y otros buenos conjuntos, como la Lazio o el Udinese, tienen intereses más modestos-. Pero visto lo visto -un 3-0 incontestable- habrá que rebajar las expectativas que muchos  pusimos sobre el equipo de Walter Mazzarri (ya habréis notado que en Misterios de la Técnica estábamos entusiasmados).

Decepción? Cierto es que no se acaba de entender del todo por qué los azzurri presentaron un equipo con algunos suplentes en Villarreal y entregaron parte de sus opciones de Europa League pensando en el duelo liguero con el Milan, si optaron luego por agarrar el papel de víctima sin rechistar. Esperábamos un poco más de irreverencia y atrevimiento de un equipo que está dando nuevos aires a la liga italiana. Queríamos ver a un conjunto arriesgado que obligara al Milan a abandonar su simplismo estilístico. Pero la realidad fue otra, la intención de los sureños fue la de aguantar el empate a cero y limitar los destellos de talento de sus rivales del norte. Sin más. Y encima, se llevaron una goleada. Podemos lamentarlo y sentir que el Nápoles se borrara voluntariamente de la lucha por la competición, pero eso significaría ser muy injusto.  Vamos a ser positivos. Puede que ésta no sea la temporada de la revolución en el calcio, pero en ningún caso hay que quitar mérito a la trayectoria de los napolitanos, que siguen en plena lucha por estar el año que viene en la Liga de Campeones, un premio de una enorme trascendencia para un club en fase de crecimiento. Han encontrado su límite real esta campaña. Ahora les queda luchar por seguir ahí arriba, siendo competitivos. 

Así pues, después de esta pequeña dosis de realidad, el líder indiscutible sigue siendo el Milan. Motivo para la reflexión. Ese equipo que juega sin crear, que no se caracteriza ni mucho menos por la solidez, que vive de la pura inspiración de unos artistas -eso sí, excelentes artistas- en ataque y que sufre, casi impotente, ante el cuarto clasificado de la Premier inglesa -el Tottenham-, desfila con paso más o menos firme en Italia. Y el otro máximo aspirante, el resucitado y realmente mejorado Inter de Leonardo también ha sufrido últimamente una reprimenda europea. Sin dejar de respetar a la liga en la que juega el actual campeón de Europa -ah, muchos echan de menos a Mourinho...-, parece claro que, los que se decepcionaron con el Nápoles el lunes, se decepcionaron, en cierta manera, con el calcio.

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