sábado, 12 de marzo de 2011

EL DERBI DE LA CAPITAL


por Carlos Martín Rio

Este domingo el Estadio Olímpico de Roma volverá a acoger el derbi más caliente del fútbol italiano. Lazio y Roma, Roma y Lazio, la lucha por el dominio de la capital y por el derecho a representar a la ciudad ante los gigantes del norte, una rivalidad casi enfermiza que durante los años ha ido enseñando los claros y los oscuros del calcio.

La Lazio fue el primero de los dos clubes en fundarse, en el año 1900. Fue el régimen fascista el que propició la creación de la Roma, en 1927, fusionando a varios equipos capitalinos para que pudieran hacer frente a las escuadras norteñas. Los laziales resistieron dicha unión y se generó así la bipolarización futbolística de la ciudad, siendo la Roma el favorito de las clases proletarias y la Lazio, el de las clases medias. En las últimas décadas, los ultras de los dos bandos, ambos con tintes ultraderechistas y xenófobos, han sido a menudo más protagonistas que el balón, provocando enfrentamientos y disturbios dentro y fuera del estadio.

En lo estrictamente deportivo, la historia moderna de los dos clubes ha estado caracterizada por los altos y los bajos. La Roma fue feliz en los ochenta, pero la crisis lo golpeó en los noventa, precisamente en el momento en que la Lazio empezaba su década de bonanza, e iba añadiendo a sus filas hombres de la talla de Pavel Nedved, Alessandro Nesta o Marcelo Salas. Cuando los celestes fueron devorados por las deudas, se estableció de nuevo la hegemonía de la Roma, cuyo dominio está hoy en entredicho.

Es difícil dirimir, basándonos en los títulos cosechados, cuál de los equipos es el más grande. Siempre teniendo en cuenta que ninguno tiene un palmarés comparable al de los Juventus, Milan e Inter, hay que decir que es la Roma el equipo con más honores a nivel nacional, con 3 ligas y 9 copas que superan las 2 ligas y 5 copas del equipo celeste. En Europa, los laziales han tenido más glorias recientes y brillan en sus vitrinas la Recopa y la Supercopa europeas del año 1999. En las filas romanistas sólo los más viejos del lugar recuerdan aquella Copa de Ferias conseguida en 1961 ante el Birmingham, el mayor logro continental de los giallorossi. Sus dos últimas finales internacionales, se saldaron con derrota. La Copa de la UEFA de 1991 (ante el Inter) y la especialmente dolorosa caída en la final de la Copa de Europa de 1984 en la que el Liverpool venció en los penaltis en el Olímpico de Roma. Dudoso honor pues, para la Roma, que es el único equipo que ha perdido una final de tal magnitud en su propio estadio.

En la actualidad, tras un par de temporadas de reestructuración, la Lazio de Edoardo Reja está realizando una notable campaña. Después de un inicio fulgurante en el que se llegó a plantear como candidato al título, ha ido perdiendo gas, pero se encuentra todavía luchando por entrar en la Liga de Campeones, lo cual supondría un éxito para un equipo que arrancaba la temporada con objetivos más modestos.

La Roma, en cambio, aunque mantiene sus opciones de quedar entre los cuatro primeros –está a cinco puntos, precisamente, de su eterno rival, que es cuarto- está viviendo una temporada mucho más tormentosa. Después de que la campaña pasada el título de liga se les escapara por poco, este año la cabeza queda muy lejos. Después de la patética eliminación a manos del Shakhtar Donetsk esta semana, los de Vincenzo Montella –que sustituyó a Claudio Ranieri en el banquillo hace menos de un mes- deben centrarse en su lucha por dar caza a los laziales. 

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