por Carlos Martín Rio
Los cuatro Barça-Madrid que vamos a vivir en sólo tres semanas son un hecho excepcional que desborda las expectativas de los aficionados. Un acontecimiento sin precedentes que quizás se vaya haciendo más habitual en los años venideros, si Barça y Madrid mantienen su aplastante superioridad en España y su competitividad en la Champions League –el Madrid la ha recuperado esta campaña al pasar por fin de octavos de final-.
El primer capítulo de estas inéditas ‘Series Mundiales’ va a ser el encuentro de liga en el Santiago Bernabéu, este mismo sábado. Desde que Guardiola es entrenador del FC Barcelona, el clásico en el campo del Madrid se ha disputado siempre en la segunda vuelta y en el momento decisivo de la temporada. Los chicos de Pep han tenido que viajar a la capital del Reino sabiendo que una derrota les complicaba, y mucho, llevarse el título de liga. El impresionante 2-6 de 2009 y el solvente y relativamente sencillo 0-2 de 2010 fueron dos golpes de efecto claves para que el alirón tuviera color azulgrana. En la presente temporada, la derrota no es excesivamente dramática para los intereses culers. Aunque la victoria significaría dejar el torneo sentenciado del todo, un triunfo madridista no cambiaría el signo del campeonato. Cinco puntos de colchón seguirían siendo una garantía de éxito.
Hablando de éxito, es remarcable la superioridad barcelonista en este tipo de partidos con Guardiola en el banquillo. En dos temporadas y media, los números son elocuentes: cinco victorias en cinco partidos, dos goles en contra y, atención, 16 goles a favor, es el aplastante resumen estadístico con el de Santpedor al mando de las operaciones en Can Barça.
Una vez superado el duelo de liga, sólo tendremos cuatro días para el descanso y la reflexión. El miércoles día 20 llega la final de Copa más esperada de los últimos años. El torneo del KO es la competición históricamente preferida por el Barça –es el equipo más laureado con 25 títulos-. No lo es tanto para el Real Madrid, que no la gana desde 1993. La última final que jugaron los catalanes fue en 2009 y se llevaron el trofeo al vencer por 4-1 al Athletic Club. Los madrileños jugaron el partido decisivo en 2003, en Barcelona, pero el Zaragoza dio la sorpresa al vencer en la prórroga (3-2). La última vez que los dos gigantes del fútbol español se vieron las caras en la finalísima fue, precisamente, en el actual Mestalla, el 5 de abril de 1990. Con goles de Guillermo Amor y Julio Salinas, los barcelonistas se llevaron el título (2-0).
La Copa ya tendrá dueño y la liga seguramente también, pero la temporada no se habrá acabado ni mucho menos cuando llegué el tercer clásico de este abril de locura. Le toca el turno a la Liga de Campeones. En menos de una semana, primero en el Bernabéu y luego en el Camp Nou, los eternos rivales, ya íntimos enemigos, vuelven a chocar para disputarse el pase a la final de Wembley. Si en el partido de este próximo sábado, el de liga, los madridistas querrán vengar el 5-0 del partido de ida, en la Champions los culers se pondrán nostálgicos y querrán quitarse la espina de la semifinal europea de 2002. Por aquel entonces el Madrid ‘galáctico’ se encontró en su camino hacia la novena con un Barcelona muy batallador pero tremendamente limitado. La superioridad blanca fue clara. Zidane y McManaman profanaron el Camp Nou el dia de Sant Jordi en la ida. Aquel 0-2, combinado con el 1-1 de la vuelta en Madrid, permitió a los merengues clasificarse para la final de Glasgow, donde vencieron por 2-1 al Bayer Leverkusen.
Barça y Madrid, dos enemigos irreconciliables, una rivalidad centenaria que sobrepasa lo estrictamente deportivo y que se encuentra instalada en el corazón de dos aficiones que ansían, por encima de todo, superar a su gran rival. Relájense, tómenselo con calma y que empiece el espectáculo.
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