lunes, 18 de abril de 2011

EL INFORME AMERICANO: UNIVERSIDAD CATÓLICA Y SU FE EN LA RAZÓN

por Emanuel Vergara

En Chile hay un equipo que cocina su fútbol en virtud del paladar de sus seguidores y en tal intento consigue una verdadera receta gourmet que de momento en Sudamérica es furor. La receta es simple 4-3-1-2, el secreto la calidad de los ingredientes y la mano del chef que se anima a combinarlos.

La Universidad Católica de Chile profesa su fe de campeonato desde la razón. Pero no razones que se adquieren en los claustros académicos sino más bien dentro del verde rectángulo. Allí es donde el equipo dirigido por Juan Antonio Pizzi argumenta por qué hoy es uno de los equipos que más lindo está jugando en el continente, belleza que se ve recompensada en los resultados.

Desde su llegada a la UC, Pizzi no ha venido con ninguna idea rara y ha desempolvado del cajón de los recuerdos el clásico dibujo táctico con cuatro defensores, tres centrocampistas, un enganche y dos delanteros; tan usado en la década de 1990 y que el resultadismo metódico de estos tiempos ha aniquilado, dando paso a la robótica generación de dobles mediocentros y maratonistas carrileros.

Y si es un cliché el “todo tiempo pasado fue mejor”, volvámonos todos “clichetistas” y disfrutemos de las transiciones de juego que la receta del ex futbolista del Barcelona nos endulza el paladar. Salida jugando por los laterales, el enganche que baja a buscar el balón hacia el centro del campo los interiores que se disparan por las bandas y se transforman en extremos, uno de los delanteros que baja para asociarse con el enganche y un centrodelantero que es el faro en el área rival y arrastra marcas.

Así de simple, así lo entiende el entrenador y así le gusta a su público. Pero para que esto funcione son fundamentales los ingredientes. Y los Cruzados los tienen: dos laterales que van permanentemente al ataque como Tomás Costa y Juan Eluchans –que además tienen cierta facilidad para el gol-; interiores rápidos y de buen pie como pueden ser Silva, Sepúlveda o Villanueva; la exquisitez del joven enganche argentino Marcelo Cañete que en San Carlos de Apoquindo hace recordar a Darío Conca; y arriba las bestias del gol –cualquiera de los que juegue cumplen con su cuota anotadora- Pablo Calandria, Roberto Gutiérrez y sobretodo Lucas Pratto.

Ayer en el Monumental de Santiago igualaron 1-1 con Colo-Colo reafirmándose en la cima del Torneo Nacional con 29 puntos de 36 posibles habiéndole sacado cinco a su inmediato perseguidor, la Universidad de Chile y con 15 de ventaja sobre su rival de ayer, máximo campeón chileno.

Pero además, los últimos campeones del fútbol chileno han trasladado su buen juego al plano internacional, donde en Copa Libertadores han conseguido su boleto a octavos de final. Pero lo han hecho con nota alta. Es que se adjudicaron un grupo en el estaba nada más y nada menos que Vélez Sarsfield –junto a Estudiantes el mejor equipo argentino de los últimos años-. Allí la UC impuso sus condiciones y clasificó en primera posición habiéndose impuesto incluso a los argentinos en Buenos Aires. Difícil es pronosticar si recibirá alguna estrella Michelin, pero está claro que de esta forma hay más posibilidades.

Del otro lado del mostrador, aparece en México uno de los equipos históricos, el Necaxa. Los Rayos han consumado este fin de semana su descenso –el 2º de su historia y 2º en tres años- a la segunda categoría del fútbol azteca luego de igualar 1-1 con Atlante.

Sólo un año duró la alegría del regreso a primera tras el descenso de 2009. Nunca pudo hacer pie en la categoría y con el bendito sistema de promedios de descenso cada partido era de vida o muerte para los dirigidos por Sergio Bueno. Así no pudieron soportar la presión y con sólo 30 puntos de los 96 posibles en la temporada, el club se despide de la categoría de élite hasta nuevo aviso.

Lejos están los dorados años ’90 donde los rojiblancos eran dominadores en su país con un equipo en el que brillaban el ecuatoriano Álex Aguinaga, Beto García Aspe y el chileno Ivo Basay. Ese equipo dio a los Rayos sus tres títulos nacionales (94/95, 95/96 e Invierno 98), además de haber conquistado el continente con la obtención de la Concachampions 94/95 -2ª además de la de 1966-.

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