por Emanuel Vergara
La visita guiada por el zoológico latinoamericano nos ha deparado las delicias de los amantes de las gallinas y de las chivas, mientras que en la jaula de las águilas aparecía el cartel de cerrado por refacciones, así que los seguidores de este ejemplar no están muy contentos.
En Argentina el gallinero, después de mucho tiempo, está de fiesta. Es que los hinchas de River Plate están de parabienes con el estado de forma de su equipo en el Clausura. Los Millonarios se impusieron como locales en El Monumental a Banfield con un golazo del ex Betis Mariano Pavone y con esa victoria, la tercera consecutiva, llegan a lo más alto de la clasificación.
En otros tiempos esto no sería una novedad, pues con 33 títulos River es el máximo campeón argentino. Pero desde el año 2002 el club se encuentra sumido en una severa crisis institucional y económica que ha repercutido en lo deportivo, sobre todo en el último lustro, y que obliga a los dirigidos por JJ López a estar más pendientes de la tabla de los promedios del descenso que de la del campeonato.
Aunque las últimas victorias le han dado aire a la soga que aprieta el cuello del descenso, los jugadores y cuerpo técnico tampoco quieren crear falsas expectativas en torno al campeonato, aclarando en todo momento que el objetivo es la salvación. Pero ¿cómo no ilusionar a un pueblo de negro paladar, que siente que vuelve a estar en su estado natural?
JJ propone un esquema que lejos está de lo que es el gusto y la exigencia del hincha de River Plate. Un planteo que por cierto se comió a un entrenador top como es Manuel Pellegrini en 2003. Es decir un doble pívot en el centro del campo, con tres centrales y dos carrileros, que toda vez que el equipo consigue sacar diferencia en el marcador, se repliegan para formar una línea de cinco defensores y así cerrar el partido.
Esta es una de las principales cualidades del utilitario modelo 2011 de la banda, su seguridad defensiva. Con un arquero de las entrañas del club y de nivel internacional como es Juan Pablo Carrizo, más tres rocosos centrales –poco sutiles pero expeditivos- como son el seleccionado paraguayo Adalberto Román, Jonatan Maidana y Alexis Ferrero a la defensa de este River de JJ López podría llamársela materia, es impenetrable.
Los pocos momentos deluxe que tiene este equipo nacen de la inspiración de los pequeñitos de arriba como son Erik Lamela y Diego Buonanotte –fichado por Málaga- o Manu Lanzini. Mención especial para Lamela que es un talento increíble al que el FC Barcelona quiso fichar en 2004 cuando sólo tenía 12 años. Erik, conocido como Coco, además de su técnica indescifrable cuenta con una personalidad muy fuerte que le permite sobreponerse a los maltratos de los defensores rivales y a nunca dejar de pedir el balón, aunque a veces su inexperiencia lo lleva a perder el control de la situación y a recibir muchas tarjetas. Tiene futuro europeo y de selección.
Todo esto se sustenta bajo la batuta del vigente Matías Almeyda. Increíble historia la del ex Sevilla, Lazio e Inter, entre otros. Tras haberse retirado en 2005, se volvió a vestir de jugador en 2009 con 35 años y cuatro de parón. Nunca se notó ni su edad ni el tiempo que estuvo sin jugar. Es el corazón y dueño del equipo. Con un físico privilegiado corre como un pibe de 20 pero piensa como lo que es: un señor de 37. Apuntala a los más jóvenes, que lo ven como un ejemplo a seguir. Los hinchas piden su regreso a la Selección, con la que disputó los mundiales de Francia 98 y Corea y Japón 2002, y él no lo descarta.
Así es este River que siembra para salvarse del descenso y cosecha para ser campeón. Una posibilidad latente en virtud de sus números –cinco triunfos, tres empates y una derrota, con nueve goles a favor y sólo cuatro en contra- y que promete poner fin a una sequía de tres años.
Si bien gallinas y chivas no provienen de la misma familia, el estado de ánimo es el mismo. Es que en el clásico de clásicos del fútbol azteca, las Chivas de Guadalajara humillaron en el Omnilife, que se estrenó en el derby, a las Águilas del América con un contundente 3-0 con doblete de Fabián de la Mora y otro de ese pichón del crack llamado Erick Torres Padilla o simplemente El Cubo.
El Cubo Torres, clase 93 -18 años-, es un delantero con un tremendo olfato goleador que se refleja en sus estadísticas. Con 12 partidos en Primera División -11 en este Clausura- ha marcado la friolera suma de seis goles. El más importante el que abrió el clásico el último domingo. Ese gol demostró su olfato porque tras una magnífica jugada colectiva que culmina con un centro al corazón del área, El Cubo realizó un estupendo desmarque y fue él en busca del balón y no al revés, poniéndole la firma a un gran gol con un buen cabezazo colocado a la carrera.
Ya en la segunda parte, demostró sus cualidades de portento físico e inteligente jugador. Pues a los 27 minutos del la segunda parte recibió la pelota en la puerta del área de espaldas al arco, aguantó la embestida de su marcaje, esperó la aparición de De la Mora y asistió a éste para que definiera de frente con su pierna hábil –la zurda- colgando el balón en el ángulo.
Todos se apresuran en compararlo con Chicharito Hernández, pero es el mismo Torres quien se encarga de bajarle la espuma al chocolate, diciendo que no cree ser su sucesor. Que es prematura y odiosa la comparación no hay duda, pero que junto a Neymar, Juan Iturbe y Erik Lamela es una de las mejores apariciones del último año en América tampoco.
TORNEO CLAUSURA (9): RIVER 1 (PAVONE) - BANFIELD 0
CLÁSICO MEXICANO: CHIVAS 3 (DE LA MORA X2, TORRES) - AMÉRICA 0
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