
Los medios de comunicación alemanes vienen alertando desde hace unos meses que en la Cuenca del Ruhr se ha detectado la presencia de un ente sobrenatural que estaría alterando el estado de ánimo de los ciudadanos de Gelsenkirchen. Según fuentes poco fiables, se trataría de un ángel que durante los últimos 15 años habría estado haciendo de las suyas en Madrid.
La máquina procesa y en cuestión de segundos deduce: sobrenatural + Gelsenkirchen + ángel + Madrid… es claro que no puede ser otro sino el Ángel de Madrid, ahora rebautizado por los fieles seguidores mineros del Schalke 04 en El Ángel de Gelsenkirchen, Raúl González Blanco.
Cuando el máximo goleador de la historia del Real Madrid (323 goles) decidió abandonar su “casa” por la falta de minutos mínimamente necesarios para considerarse útil, respetado y feliz; nadie imaginó el resurgimiento de este mito viviente que está llevando de la mano a su actual equipo a una temporada histórica en Europa, acrecentando aún más su leyenda.
La temporada va llegando a su fin y el Schalke se encuentra donde nadie esperaba que se encontrara: en semifinales de Champions donde deberá debatir con el Manchester United. En ningún momento los Mineros estuvieron en los planes de alguien. Ni en su grupo cuando finalizaron por encima de los favoritos Lyon y Benfica, ni en octavos ante un equipo de galones como el Valencia, y mucho menos en cuartos de final ante el campeón del mundo, el Inter de Milán.
Y en este andar, imprescindible ha sido la figura del 7 que con cinco goles y dos asistencias en diez partidos ha dado alma y vida al sueño de toda una ciudad. Y no han sido goles de relleno sino que ha marcado en Mestalla ante los Che (1-1) dejando la eliminatoria abierta para liquidarla en el Veltins-Arena, marcó en San Siro en el baile histórico al Inter (2-5) y ayudó a certificar la clasificación a semis por vez primera en la historia del club rematando a los italianos con el 2-1 de la vuelta.
Pero así como lleva de la mano a los Mineros, de la mano lleva también el crecimiento de su leyenda, donde casi no le quedan récords por batir. Sin proponérselo, gracias a su actual campaña en Champions, Raúl se ha convertido en el máximo goleador en competiciones UEFA con 73 conquistas y obviamente también de la UCL con 71, además de ser el jugador con más presencias (142) en tal competición por encima de Paolo Maldini.
Y como si fuera poco, el equipo que ahora dirige Ralf Rangnick disputará el 21 de mayo ante el Duisburgo la final de la Copa de Alemania, competición que los azules han obtenido en cuatro oportunidades –la última en 2002-. Pero llegar ahí no habría sido posible sin la protección angelical del madrileño, que en semifinales remató con la cabeza lo que ordenó con el alma y eliminó así al vigente campeón del torneo, el Bayern Munich, en el mismísimo Allianz-Arena (0-1).
Quizás la deuda sea en la Bundesliga donde el equipo ha sufrido un vía crucis y, a cinco jornadas del final, merodea la mitad de la clasificación con 39 puntos, a 14 de los puestos de Champions y a 9 de Europa League. Pero nada puede achacársele aquí al ex madridista puesto que la institución no se consagra campeón desde 1958. Sin embargo el español ha cumplido con su cuota goleadora marcando 12 tantos en 29 partidos.
Así las cosas, el Ángel de Gelsenkirchen acumula un total de 43 partidos y 18 goles vestido de azul, cifra que a sus 33 años hablan mucho de su personalidad. Pues su deseo de autosuperación lo ha llevado a cambiar su ciudad, su club y su entorno cuando no le hacía falta, pues en Madrid cuando él lo pida le levantarán una estatua de bronce.
Pero su afán de seguir haciendo lo que más le gusta y tan bien hace, jugar al fútbol, lo han obligado a dar este paso y a regalarnos a los aficionados la magia que hemos sabido verle en su época en la Casa Blanca. Ahora es el fútbol el que lo recompensa a él con la posibilidad de alzar dos títulos y ganarse el cielo para siempre.
La máquina procesa y en cuestión de segundos deduce: sobrenatural + Gelsenkirchen + ángel + Madrid… es claro que no puede ser otro sino el Ángel de Madrid, ahora rebautizado por los fieles seguidores mineros del Schalke 04 en El Ángel de Gelsenkirchen, Raúl González Blanco.
Cuando el máximo goleador de la historia del Real Madrid (323 goles) decidió abandonar su “casa” por la falta de minutos mínimamente necesarios para considerarse útil, respetado y feliz; nadie imaginó el resurgimiento de este mito viviente que está llevando de la mano a su actual equipo a una temporada histórica en Europa, acrecentando aún más su leyenda.
La temporada va llegando a su fin y el Schalke se encuentra donde nadie esperaba que se encontrara: en semifinales de Champions donde deberá debatir con el Manchester United. En ningún momento los Mineros estuvieron en los planes de alguien. Ni en su grupo cuando finalizaron por encima de los favoritos Lyon y Benfica, ni en octavos ante un equipo de galones como el Valencia, y mucho menos en cuartos de final ante el campeón del mundo, el Inter de Milán.
Y en este andar, imprescindible ha sido la figura del 7 que con cinco goles y dos asistencias en diez partidos ha dado alma y vida al sueño de toda una ciudad. Y no han sido goles de relleno sino que ha marcado en Mestalla ante los Che (1-1) dejando la eliminatoria abierta para liquidarla en el Veltins-Arena, marcó en San Siro en el baile histórico al Inter (2-5) y ayudó a certificar la clasificación a semis por vez primera en la historia del club rematando a los italianos con el 2-1 de la vuelta.
Pero así como lleva de la mano a los Mineros, de la mano lleva también el crecimiento de su leyenda, donde casi no le quedan récords por batir. Sin proponérselo, gracias a su actual campaña en Champions, Raúl se ha convertido en el máximo goleador en competiciones UEFA con 73 conquistas y obviamente también de la UCL con 71, además de ser el jugador con más presencias (142) en tal competición por encima de Paolo Maldini.
Y como si fuera poco, el equipo que ahora dirige Ralf Rangnick disputará el 21 de mayo ante el Duisburgo la final de la Copa de Alemania, competición que los azules han obtenido en cuatro oportunidades –la última en 2002-. Pero llegar ahí no habría sido posible sin la protección angelical del madrileño, que en semifinales remató con la cabeza lo que ordenó con el alma y eliminó así al vigente campeón del torneo, el Bayern Munich, en el mismísimo Allianz-Arena (0-1).
Quizás la deuda sea en la Bundesliga donde el equipo ha sufrido un vía crucis y, a cinco jornadas del final, merodea la mitad de la clasificación con 39 puntos, a 14 de los puestos de Champions y a 9 de Europa League. Pero nada puede achacársele aquí al ex madridista puesto que la institución no se consagra campeón desde 1958. Sin embargo el español ha cumplido con su cuota goleadora marcando 12 tantos en 29 partidos.
Así las cosas, el Ángel de Gelsenkirchen acumula un total de 43 partidos y 18 goles vestido de azul, cifra que a sus 33 años hablan mucho de su personalidad. Pues su deseo de autosuperación lo ha llevado a cambiar su ciudad, su club y su entorno cuando no le hacía falta, pues en Madrid cuando él lo pida le levantarán una estatua de bronce.
Pero su afán de seguir haciendo lo que más le gusta y tan bien hace, jugar al fútbol, lo han obligado a dar este paso y a regalarnos a los aficionados la magia que hemos sabido verle en su época en la Casa Blanca. Ahora es el fútbol el que lo recompensa a él con la posibilidad de alzar dos títulos y ganarse el cielo para siempre.
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